Que las piernas se te duerman entre el lapso interrumpido de una necesidad humana y la valoración de tu tiempo suficiente como para aprovecharlo leyendo los "issues" de las "tías" de Don Cortázar -a pesar de esto último- es un acontecimiento sumamente lamentable al erguir tu languido cuerpo. Se ejerce entonces un proceso de permanencia involuntaria que obliga a que la mitad de tu dorso se encuentre plegado al muro de verdes tintes adosados con mortero 2:1 y una boquilla ligeramente de 1 1/2 cm en una casa que tus amigos frecuentemente comentan parece un "castillo".
Sabes que cualquier movimiento en falso podría intensificar el cosquilleo que rememora el trayecto camino a casa cuando tenías menos de 10 años y papá aun contaba con la permisión suficiente, el orgullo y confianza, ademas de la fuerza, para doblegarse e ignorar tu simulación del sueño y llevarte directo a la cama, al día siguiente olvidarías que tus piernas dejaron de responder durante casi 40 minutos conscientes. Pero hoy las circunstancias, aunque los hechos son los mismos, se ubican en el cuadro de manera distinta. No hace falta mas que de esperar y mantenerse con la postura inmóvil mientras se hace uno a la idea de que lo mejor es hacer nada...Y mientras tanto, el tacto reconoce un poco la lentamente efímera fisonomía corporal, se da una que otra ojeada a lo poco hecho durante el día, las cascaras del pasado, las gotas aún impredecibles para la climatología del porvenir... es entonces cuando uno poco a poco, con la cabeza desubicada del contexto, desplaza lentamente las pesadas como piedras, hasta reincorporarse y andar hacia delante...
Sabes que cualquier movimiento en falso podría intensificar el cosquilleo que rememora el trayecto camino a casa cuando tenías menos de 10 años y papá aun contaba con la permisión suficiente, el orgullo y confianza, ademas de la fuerza, para doblegarse e ignorar tu simulación del sueño y llevarte directo a la cama, al día siguiente olvidarías que tus piernas dejaron de responder durante casi 40 minutos conscientes. Pero hoy las circunstancias, aunque los hechos son los mismos, se ubican en el cuadro de manera distinta. No hace falta mas que de esperar y mantenerse con la postura inmóvil mientras se hace uno a la idea de que lo mejor es hacer nada...Y mientras tanto, el tacto reconoce un poco la lentamente efímera fisonomía corporal, se da una que otra ojeada a lo poco hecho durante el día, las cascaras del pasado, las gotas aún impredecibles para la climatología del porvenir... es entonces cuando uno poco a poco, con la cabeza desubicada del contexto, desplaza lentamente las pesadas como piedras, hasta reincorporarse y andar hacia delante...
