Casi me volteo camino a casa, crujieron los vidrios de la puerta a mi llegada y mi madre no me esperó precisamente con los brazos abiertos, ella ya no esta para esas cosas supongo, queriendo enmendar quizá su posición poco acogedora y después de percibir el afligido caminar de mi cuerpo trato de alguna manera compensar su comportamiento hacía mi porque al fin de cuentas ella es una madre, eso se supone hagan ellas y ella no lo hizo, no por malicia claro esta, ni por desdén hacia conmigo, simplemente por la frialdad que se genera a través del tiempo, el tedio de la labor humana, eso que nos cobija como seres humanos del presente... uno ya no existe para consigo sin antes tener que hacerlo para los demás... y el después nunca esta activo, por ello nos convertimos en seres cansados de ser, simulamos que sentimos...
Me he purgado a través de las letras y mis oídos capturan eminentes aullidos de música, no puedo pedir algo más.
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