Recuerdo en mis primeros días de estudio que era de mucho mi interés y gusto, saborear, experimentar y observar todas aquellas formas sinuosas y representaciones orgánicas que descubría y se me presentaban en la actividad teórica de mi carrera, ya sea con Gaudí y toda esa oleada francesa del art nouveau antes de finalizar el siglo antepasado. Conforme transcurren los años caigo en cuenta que eso no es "la onda", no está en boga, a la gente le parece saturado, pasado, de mal gusto, rebuscado, innecesario, poco funcional, nada factible para las nuevas o modernas realizaciones de la arquitectura, la estética lleva otra vestimenta, otra directriz. Después de algunos años dentro de esto, resulta ser que lo orgánico ya no es lo que más me llena el ojo, sino todo aquello que veo en blogs, revistas, internet... las nuevas tendencias me comen. Al darme cuenta de ello, entro en una cotidiana guerra interna de decisión por convicción o por adaptación. Y esto no ocurre tan solo en materia de arquitectura, pasa hasta en la manera de alimentarnos, andar, hasta casi respirar. Lo cotidiano, la constancia de los actos, los medios de comunicación, la desinformación y la muchedumbre, enajenan y manipulan lo que el individuo es. A fin de cuentas somos un conjunto de todo, difícilmente existe la pura individualidad. A partir del grito post parto hacia acá, nada de eso (individualidad) es factible, de hecho ni siquiera dentro del vientre.
Pero yo hablaba del conflicto que genero en mi el hecho de sentirme tan atraída y complacida con las nuevas texturas y sutiles representaciones de lo mínimo, crudo, ortogonal del espacio. Cuando en un principio me parecía frio y sin sentido alguno. Siempre existe un torbellino que da de que hablar y que habla por los que no quieren hacerlo. Así se marcaron las corrientes en todos los siglos, a través de una idea sociocultural se desprenden vestigios de una consciencia del presente. Lo que ves es lo que somos. Lo que haces es lo que ves. Difícilmente se puede ir contra la corriente. No todo está inventado, pero si mucho acomodado dentro de un estándar que pocas personas son capaces de quebrantar.
South Pond pavilion by Studio Gang from Dezeen on Vimeo.
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